miércoles, 31 de agosto de 2011

Si pudiese oír tu voz en este momento, estaría en un lugar cálido lleno de paz.

Me lo prometo una y otra, y otra, y otra vez, sin embargo, no hago sino tropezar con la misma piedra, una detrás de otra. Dicen que de caídas se aprende, pero no lo parece por mi parte. A pesar de tener el cuerpo completamente magullado, sigo cayendo, ¿Qué se supone que conseguiré con esto? Ya te he hecho suficiente daño como para continuar, pero tengo miedo de volver a realizar esa promesa, así que lo único que puedo hacer es seguir disculpándome, hasta que algún día te canses de mi. Esa será la mayor caída de todas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario